Por: Judith García Tejeiro
Postergado, por la pandemia, el Consejo de Derechos Humanos había pedido a la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos que organizara un seminario, centrado en los problemas y las oportunidades de los jóvenes en la esfera de los derechos humanos, con la participación de organizaciones dirigidas por jóvenes y centradas en ellos.
Como observación inicial cabe señalar que las condiciones para los jóvenes que defienden los derechos universales, como el derecho a un planeta sano, el derecho a vivir sin discriminación o el derecho a participar en las decisiones que les repercuten, confluyen, junto con obstáculos y desafíos para ejercer sus derechos humanos debido a su edad. Oponiéndose a dificultades y discriminación en varias esferas: la participación en la política y la adopción de decisiones a nivel público, la transición de las aulas al mercado de trabajo, el acceso a los servicios de salud …
La táctica de las Naciones Unidas para la Juventud incluía como una de sus prioridades la protección y la promoción de los derechos humanos de los jóvenes y el apoyo a su compromiso cívico y político, para ello propone:
Primeramente, alentó a los Estados Miembros y a los representantes de los mecanismos de derechos humanos a considerar la incorporación de los derechos de los jóvenes en su trabajo actual para abordar las vulneraciones y las preocupaciones. También alentó a plantearse grupos de jóvenes (especialmente mujeres jóvenes, indígenas, de comunidades rurales…), participaran en dichos procesos de incorporación.
En segundo lugar, se plantean posibles métodos para mejorar e institucionalizar la participación de los jóvenes en su labor de forma permanente, estructurada y significativa.
Asimismo, se destaca que jóvenes de todo el mundo habían salido a la calle y habían dominado los espacios digitales para exigir una acción climática, la igualdad racial y de género, la democracia y el respeto de las libertades fundamentales y de los derechos humanos. Y se pide a las instituciones y a los Gobiernos que mejoren la protección y la salvaguarda de los jóvenes, vistos a menudo como una amenaza cuando exigían ejercer sus derechos humanos.
Los problemas y discriminaciones a los que se enfrentan los jóvenes al ejercer sus derechos son diversos, a modo de ejemplo cabe destacar; las barreras culturales y las normas patriarcales pueden impedir que los jóvenes, en particular las mujeres, ejerzan su derecho a participar en la toma de decisiones; la pandemia de COVID-19 ha afectado de manera desproporcionada a los jóvenes, ya aun sufren el desempleo; el acceso a la educación y a la información, a los servicios y a un entorno propicio como requisitos previos para que los jóvenes pudieran hacer efectivos su derecho a la salud y sus derechos sexuales y reproductivos.
En definitiva, la celebración de estos seminarios pone de manifiesto la necesidad de incorporar a la juventud en los mecanismos de derechos humanos a nivel internacional. Conjuntamente, los Estados miembros deberían considerar aplicar medidas, así como promulgar nuevas leyes o modificar las existentes, destinadas a fomentar que los jóvenes ejerzan sus derechos humanos a nivel nacional.
Enlace al informe completo: Aquí
Por Judith García Tejeiro