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Debate anual sobre los derechos humanos de la mujer

Por Paula Martínez Salas.

 

El debate se presenta de conformidad con las resoluciones 6/30 y 47/15 del Consejo. Este se dividió en dos mesas redondas, la primera se centró en el tema “Violencia contra las mujeres y niñas con discapacidad” y la segunda abordó el tema “Recuperación socioeconómica igualitaria en cuanto al género tras la pandemia de enfermedad por coronavirus (COVID-19)”.

La primera mesa redonda fue inaugurada por la Alta Comisionada Adjunta de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos y estuvo moderada por el Asesor sobre Derechos Humanos de la Alianza Internacional de la Discapacidad, Jarrod Clyne. Intervinieron como ponentes la Vicepresidenta del Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer y la exmiembro del Comité sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, Ana Peláez Narváez; la Presidenta de la Unión de Personas con Discapacidad “Ravenstvo” (Igualdad), Gulmira Kazakunova; y la Presidenta de la Asociación Indonesia de Mujeres con Discapacidad, Maulani Rotinsulu.

La Alta Comisionada Adjunta señaló que los datos mundiales sobre la violencia de género contra las mujeres con discapacidad eran escasos, demostrando que se trata de una crisis invisible. Los pocos datos que se disponen indican que entre el 40 % y el 68 % de las jóvenes con discapacidad sufren violencia sexual antes de los 18 años.  

A continuación la Sra. Kazakunova señaló un estudio de 2019 realizado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, las personas encuestadas afirmaban que, a su parecer, una mujer con discapacidad se casaría con un hombre con discapacidad, mientras que un hombre con discapacidad podría casarse con una mujer sin discapacidad. Este también reveló que uno de cada seis encuestados estaba convencido de que las mujeres con discapacidad no podían tener hijos sanos y que, se les debería prohibir que tuvieran.

La Sra. Rotinsulu hizo referencia a los resultados de un grupo focal virtual y una encuesta en línea realizada a mujeres con discapacidad en Indonesia. El 80 % de las encuestadas sufrían violencia de manera ocasional y el 4 % de ellas la sufrían casi a diario. Las encuestadas que sufrían violencia sexual comunicaron que esa violencia se manifestaba en el 70 % de los casos en forma de acoso sexual, en el 15 %, de violación y en el 10 %, de explotación sexual; el 68 % de las encuestadas no denunciaron sus casos a la policía debido al estigma asociado y la falta de apoyo.

En cuanto a las medidas que se deberían de tomar para dar fin o reducir esta situación, La Sra. Peláez Narváez destacó la importancia de adoptar un enfoque de doble vía por el que: a) se prestase especial atención a la cuestión de la discapacidad en la agenda de las mujeres y de la infancia; y b) se trabajase directamente con las mujeres y niñas con discapacidad a través de sus propias organizaciones. La Sra. Kazakunova indicó la importancia de no solo aprobar leyes y políticas, sino también de llevarlas a la práctica instaurando mecanismos para el respeto efectivo de los derechos de las personas con discapacidad. En sus observaciones finales, la Sra. Rotinsulu instó a los Estados a que promulgasen leyes para prohibir la violencia sexual y de género a nivel nacional.

La segunda mesa redonda se inauguró con la intervención de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, seguida del discurso de apertura de la Ministra de la Mujer y la Equidad de Género de Chile, Mónica Zalaquett Said. Intervinieron como ponentes el Director Regional para Asia y el Pacífico de ONU-Mujeres; una feminista y experta en desarrollo procedente de Uganda, Maria Alesi; y la Comisionada del Gobierno para la Política de Igualdad de Género de Ucrania y Vicepresidenta de la Comisión de Igualdad de Género del Consejo de Europa, Kateryna Levchenko.

En la segunda mesa redonda se destacaron las desigualdades sociales y económicas agravadas por la pandemia de COVID-19 habían menoscabado la seguridad económica de las mujeres y su resiliencia a las perturbaciones. Dando como ejemplo, en América Latina y el Caribe, la pandemia había generado un retroceso de más de 18 años en los niveles de participación de la mujer en el mercado laboral. El Director Regional para Asia y el Pacífico de ONU-Mujeres comentó que el brote de COVID-19 había planteado desafíos imprevistos, generando amenazas a la efectividad de los derechos de la mujer. Poniendo como ejemplo,  en algunos países de Asia y el Pacífico la proporción del trabajo de cuidados diarios no remunerado llevado a cabo por mujeres era hasta 11 veces superior a la del realizado por los hombres, lo cual dificulta el que puedan encontrar un trabajo remunerado, y la pandemia había llevado esa desigualdad hasta el límite.

Concluyeron esta mesa redonda llevando a cabo unas observaciones finales, la Sra. Levchenko destacó  la importancia de aprobar políticas con perspectiva de género, en particular en los planes de recuperación en el contexto de la pandemia de COVID-19. En respuesta a una pregunta, la Sra. Alesi alego el carácter injusto de la imposición de los pasaportes de vacunación. Entre otros muchos lo señaló con tal carácter debido a que esa práctica excluiría aún más a las mujeres y niñas de los países de ingresos bajos y medianos, que con frecuencia son las personas más rezagadas en materia de desarrollo. Para finalizar el Director Regional para Asia y el Pacífico de ONU-Mujeres destacó la importancia del multilateralismo para responder a la pandemia.

Enlace al informe completo: Aquí
Paula Martínez Salas.

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