Por María Lorenzo Aguilar
MESA REDONDA BIENAL DEL CONSEJO DE DERECHOS HUMANOS SOBRE EL DERECHO AL DESARROLLO.
De conformidad con la resolución 42/23 y la decisión 45/113 del Consejo de Derechos Humanos solicito a la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos que elaborase un informe resumido sobre la mesa redonda que examinaría en su 46º período de sesiones, dicha mesa se centró en el fortalecimiento de la cooperación y la solidaridad internacionales en la lucha contra la pandemia de enfermedad por coronavirus.
La mesa redonda abrió la sesión a través de un debate interactivo, en el que participaron representantes de Estados, organizaciones internacionales y ONG, y estuvo presidida por la Vicepresidenta del Consejo de Derecho Humanos, Socorro Flores Liera. Los panelistas contribuyeron respondiendo a las preguntas y comentarios planteados por los asistentes, realizaron observaciones finales y formularon propuestas generales y recomendaciones específicas para el COVID.
La asamblea general en la resolución 41/128, de 4 de diciembre de 1986 adopto la declaración sobre el derecho al desarrollo. Uno de los objetivos de la mesa redonda es mejorar la comprensión del derecho al desarrollo, el cual se concibe como un derecho inalienable de todo ser humano, que tiene que ser disfrutado en cualquier lugar, esto incluye el derecho a participar, a contribuir y a beneficiarse del desarrollo.
Con relación a la pandemia del COVID, nos ha hecho entrever la multitud de injusticias sociales, las carencias del sector sanitario y las desigualdades en la sociedad civil y de los países más pobres. De ahí que se inste a realizar políticas eficaces y apoyar económicamente a aquellos países que lo necesitan para que puedan recuperarse y atender a las necesidades básicas de su población. Por ello, es necesario que exista una cooperación internación de todos los países para construir un futuro en conjunto y un mundo mejor para todos. Puede verse que las consecuencias de la pandemia son catastróficas no solo a nivel sanitario, sino a nivel social, político y económico.
Entre las observaciones finales de los panelistas y las contribuciones de los ponentes cabe destacar ciertos llamamientos, tendencias y propuestas para luchar contra el COVID. En primer lugar, que la vacuna contra el COVID debe ser un bien público global, de esta manera se garantizaría un acceso equitativo y seguro para todas las personas y todos los países.
En segundo lugar, se subrayo la solidaridad y la cooperación internacional, haciendo hincapié en el comercio, la ciencia, la tecnología y a la innovación y la financiación.
En tercer lugar, se han originado tendencias preocupantes, la primera las acciones ejercidas para debilitar a la OMS, la segunda la vuelta de políticas aislacionistas, la tercera la persistencia de medidas coercitivas unilaterales contrarias al derecho internacional y la cuarta la continua presión de gobiernos a las grandes farmacéuticas transnacionales.
En cuarto lugar, el Embajador Vaqif Sadiqov, Representante Permanente de Azerbaiyán ante la Oficina de las Naciones Unidas subrayo la necesidad de cooperar internacionalmente, e hizo un llamamiento inminente para llevar a cabo las acciones necesarias para combatir el COVID, con el objetivo de que no se quede en unos documentos, eslóganes y resoluciones. También destacó la necesidad de un acceso equitativo a diagnósticos, tratamientos y vacunas.
Por último, destacar la afirmación del Director General de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom Ghebreyesus, «La salud no es un artículo de lujo para aquellos que pueden permitírselo; es un derecho humano.»
Enlace al informe completo: A/HRC/48/22 – S – A/HRC/48/22