Por Isabella C. Rosa
El reciente informe sobre neurotecnología presentado ante el Consejo de Derechos Humanos destaca los avances de las tecnologías neuro cerebrales y el impacto de esta en los derechos humanos. Las neurotecnologías permiten la comprensión del funcionamiento del sistema nervioso y del cerebro humano ofreciendo nuevas herramientas para el diagnóstico, la prevención y el tratamiento de enfermedades neurológicas y psiquiátricas.
En febrero de 2023, el Comité Asesor del Consejo de Derechos Humanos, creó un grupo de redacción donde se presentaron recomendaciones orientadas a la práctica de la neurotecnología en los derechos humanos.
En el ámbito de las neurotecnologías, se distingue las técnicas de “neuroimagen”, utilizadas para el diagnóstico de estados mentales y la “neuromodulación” que permite alterar o modular el funcionamiento del cerebro. Estas tecnologías se encuentras en fase de ensayo, por tanto, no aportan resultados precisos; desde 2013, varios países se han unido e invertido en este innovador sector, sin embargo, contrario al desarrollo médico de las neurotecnologías, el sector consumo se encuentra desregulado y puede dar lugar al uso de estas prácticas para el beneficio propio sin las medidas de seguridad adecuadas y posiblemente, vulnerando ciertos derechos humanos.
Esta nueva tecnología, en el ámbito de los derechos humanos, podría afectar a:
La libertad de pensamiento al interferir con la mente humana, toda persona tiene derecho a formular pensamientos de manera autónoma y sin influencia externa y a no revelar sus pensamientos; puede afectar el ámbito de la justicia y la seguridad nacional al provocar la criminalización de meros pensamientos de manera preventiva; derecho a la privacidad, la neurotecnología permite el acceso a la mente para obtener y registrar información personal, afectando la privacidad tanto física como mental, esto también puede derivar en el uso de esta información para ofrecer un “neuromarketing” e incluso dar lugar a la venta de la información obtenida a terceros; derecho a la integridad personal, las neurointervenciones producen efectos en el cuerpo y la esfera psicológica y pueden generar acciones que causen daños mentales.
La integración de estas tecnologías en la sociedad plantea dilemas sobre la equidad y accesibilidad. Si bien pueden ser revolucionarias para personas con discapacidades o trastornos cognitivos, aunque su comercialización desregulada podría profundizar desigualdades sociales.
Al ser una tecnología relativamente nueva, solo algunos países han adoptado medidas para su control, por ejemplo, en Chile se produjo una modificación de su Constitución para introducir el derecho a la privacidad e integridad mental; en Brasil, se ha modificado la legislación nacional para fortalecer la protección de los datos mentales y los requisitos de consentimiento. En este contexto, los expertos académicos han introducido el concepto de “neuroderechos” con la intención de proteger los derechos particularmente afectados.
El informe concluye con un llamado a los Estados a establecer un marco normativo sólido que regule su desarrollo y uso. Esto incluye la adopción de políticas internacionales que equilibren la innovación y ética, creando normas nacionales que garanticen la seguridad y el respeto a la dignidad humana.