Por Delphin Nkano
El informe sobre la Misión de Verificación de las Naciones Unidas en Colombia forma parte de los informes que el Secretario General de la ONU debe presentar cada trimestre al Consejo de Seguridad sobre el Acuerdo de Paz en Colombia, en cumplimiento hace cinco años. Abarca el período comprendido entre el 29 de diciembre de 2020 y el 26 de marzo de 2021. Este período de tres meses parece razonable comparado con el de otros informes de la misma categoría. Para el RD Congo, por ejemplo, este período es de 6 meses. Esto demuestra el interés que tiene el Consejo de Seguridad en el proceso de paz en curso en Colombia.
El informe nos da una visión panorámica del proceso de paz en Colombia, firmado entre el gobierno y los ex rebeldes de las FARC. Toma nota de los logros alcanzados y plantea los desafíos a afrontar, todo con una mirada proyectada hacia las futuras elecciones democráticas que conforman su corona. Aunque todavía en forma aislada hay ejecuciones y hombres que poseen ilegalmente armas, se puede estimar que, desde la firma del acuerdo de paz, las armas en general han estado en silencio, los excombatientes se han reagrupado y participan en proyectos de construcción en beneficio de la comunidad local. La esperanza renace. Y el encuentro el 10 de marzo de 2021 entre el presidente Hugo y el exlíder rebelde de las FARC ayuda a aumentar esta esperanza.
Sin embargo, vale la pena hacerse una pregunta importante: ¿podemos creer que las elecciones previstas para 2022 serán libres y pacíficas y que sus resultados serán aceptados por todos? El retraso en la ejecución de los proyectos, la presencia de fuerzas armadas ilegales, los conflictos territoriales, la seguridad de todos, son desafíos que asumir. La seguridad de los ex beligerantes es un aspecto importante para la continuación del acuerdo. Los ex beligerantes no fueron derrotados y entregaron las armas no para ser «maltratados», sino con vistas a establecer un proceso de paz, aunque ello no es fácil vislumbrar a corto o medio plazo. Además, incluso si la cesación del fuego entre beligerantes es un aspecto muy importante del proceso de paz, ésta no se reduce a un asunto entre hombres armados. Involucra a toda la sociedad. Todo lo que pueda ayudar a perturbar o fortalecer la convivencia social debe tomarse en serio. Además, la sociedad civil es más importante en términos de personas que los hombres armados. Es deseable no convertir a ésta en prisionero de estos.
Para ello, debemos evitar que las elecciones sean un fin en sí mismas. Ejemplos de conflictos pasados muestran que la prisa hacia las elecciones no garantiza la estabilidad, al contrario, empuja a las partes en el proceso a comportamientos disconformes. No es de extrañar que su celebración sea un nuevo punto de ruptura y el comienzo de un nuevo ciclo de violencia. Sin prolongarse en el tiempo, es importante hacer los reajustes necesarios y seguir un diálogo franco. Es en estas condiciones que el proceso dará los frutos que todos esperamos de él, de lo contrario solo habrá sido un momento de respiro.
Link al informe completo:
https://colombia.unmissions.org/informes-del-secretario-general